miércoles, 8 de noviembre de 2017

He vuelto a escribir un poema, aquí lo comparto.
¿Los motivos? ¿Se necesita alguno en particular? 
Si es así, lo volveré a decir: Nudos mentales.


Mi Jaula

Café instantáneo.
Cielo grisáceo de ocho grados.
Un París atemporal.
Se siente como volando, se siente como fumando…
No comprendo cómo jugar.
Suelto la cuerda. Uno, dos. Uno, dos.
¿Tres?
Me da miedo contar.
Y mido mis pasos temerosos, escapo de mi propia sombra,
A veces me dejo abrazar por mi oscuridad.
Otras no tanto.
Y corro pero inmóvil. Mi mente se enreda nuevamente.
Nudos mentales.
Tu boca y el tabaco. Sutil adicción.
Camuflaje.
Peligro.
Por ratos solo quiero naufragar…
En tu saliva
En tu sudor
En la sangre que bombea tu corazón.
Bendita sea tu anatomía
Y bendita mi curiosidad…
Jugamos sin definir bien nuestros roles,
Una función y un escenario hecho para dos…
Una danza silenciosa, unas cuantas manchas color rosa
Sobre tu cuello y el edredón.
Me deslizo.
Arriba y abajo.
Cada vez más ligera.
No me lo expliques, no te lo expliques.
No hay necesidad.
Déjame desnuda un ratito más.
Me siento un poco más libre.
Puedo finalmente respirar…

He abierto mi jaula, te invito a pasar.