jueves, 16 de agosto de 2018

Pies libres


"No sé si yo soy el destino que tienes en tu mente, quizás puedo ser en tu vida un error excelente."

Así me siento ahora, bastante bien.

Ven, que te quiero ver :)







jueves, 2 de agosto de 2018

Catarsis

Tengo que exteriorizarlo, pronunciarlo, verbalizarlo para poder masticarlo, digerirlo, dejarlo ir, soltarlo. Siento esta nebulosa cada vez un tanto más pesada, no tengo idea clara ni cronología exacta sobre cada acontecimiento que me trajo hasta aquí, pero me siento extraña, me siento en el limbo.
No logro distinguir más el cielo del infierno y a decir verdad, desconfío de ambos.
En los últimos tres años pareciera que lo he visto todo y en el fondo sé que todavía me espera más. No me genera ansiedad, tampoco esperanzas, me siento indiferente, me siento en piloto automático. Gente que entra y sale de mi vida como si en ella hubiesen múltiples habitaciones, como las puertas que se abren y se cierran de los hospitales y detrás de cada una yace una historia, un enigma todavía indescifrable para mí. Me observo y no soy más que un montón de materia, de órganos funcionando y al mismo tiempo soy un gran y profundo vacío.
Me siento desgastada, cansada, pero no lo suficiente para detenerme y encontrar esa fuerza que me impulse a cambiar de página. Me quedé en puntos suspensivos y sin idea alguna de cómo escribir la última línea o quizás el siguiente capítulo...e incluso sin noción de cómo escribir un final.
Un golpe más mortal que el otro. Pero al fin y a cabo, me encuentro herida y no tengo más espacio en mi cuerpo para soportar una nueva cicatriz.
No me queda más espacio para otra marca de guerra, porque estoy cansada de vivir así, siempre jugando con la muerte, retándola, gritándole que soy más fuerte que ella cuando en verdad no lo soy.
Escribo cuando las cosas andan claramente mal. La última vez que escribí algo fue en marzo. Las cosas comenzaban a ponerse nuevamente oscuras pero yo permanecí ahí firme para negarlo una y otra vez.
Quería ser parte de algo, lo que fuera, con quien fuera, quería simplemente salir de aquella casa llena, llenísima de recuerdos y nostalgia para avanzar hacia eso que todos llaman con excitación "futuro". Que cuando las cosas se quieren realmente, entonces se pueden lograr. Que había que poner de mi parte para dejar los malos hábitos y construir una relación saludable. Que el secreto estaba en el cambio, en ceder, en negociar con el mundo mi visión de este, mis expectativas y mis idealizaciones. Tonterías, viles tonterías.
Pies sobre la tierra, Andrea. Me lo repetí una y otra vez. Y de nuevo, me encontré al cabo de unos cuantos meses con el corazón roto nuevamente, llorando no solo por eso sino por todas las penas que había acumulado en los últimos años, llorando absolutamente todo.
Intento exteriorizarlo para comprender esta ansiedad, este bultito en el pecho y estas pocas ganas de respirar. Me he sentido abandonada. Una y otra vez. Y esta última vez , el vaso simplemente se derramó. Estas ganas de ser parte de algo más me consumen. Por un lado sigo en la misma espiral de ir detrás de ello, de construir una nueva historia con alguien más, de creer, de confiar, de amar. Y al mismo tiempo, por primera vez, siento muchas ganas de esconderme, de encerrarme en esta habitación para evitar absolutamente cualquier contacto con los demás. ¿Acaso quiero estar sola? ¿Qué es lo que realmente quiero?
Lo cierto es que siento sobre mí toda esa oscuridad que nunca antes me atreví a conocer. Tengo miedo, tengo muchísimo miedo. Porque conozco el proceso, porque conozco la secuencia y porque puedo, desde ya, verme nuevamente ahí con una cicatriz más y otra guerra perdida.
Necesito una pausa, necesito tiempo, no sé precisamente para qué ni hasta cuándo, simplemente siento que lo necesito.
Cambio y fuera.