lunes, 22 de octubre de 2018

Lo que soy

Esta soy yo.
Hasta ahora (ya casi 4 años desde que tengo este blog "escondido") no he escrito nada en concreto sobre mí, sobre lo que soy ahora, sobre quién soy.
Y ya sé que esta pregunta puede ponernos en aprietos a muchos, me incluyo en ese grupo. Pero hoy, lunes a las 11 de la mañana, acompañada por una taza de chocolate caliente y las migajas de un sandwich mixto que devoré en 3 segundos, necesito escribir este post. Porque son muchas cosas las que están pasando y muy pocos los instantes que me permito enunciar lo que siento, que en realidad no conozco muy bien pues es la primera vez que me cuesta ponerle palabras. Y los que me conocen saben que la palabra nunca ha sido algo que se me dé difícilmente.
Entonces...¿Qué hago sintiendo esta necesidad de escribir un lunes por la mañana mientras todos han de estar correteando de un lado a otro en esta ciudad? Aquí, en mis doce metros cuadrados parisinos, siento que existo en una pequeña burbuja y por un instante puedo alejarme de todo lo que está sucediendo a mi alredor. Me gusta, me reconforta, me da cierta libertad esconderme aquí, hacer precisamente esto. Esconderme. Interesante verbo. ¿De qué? ¿De quién?
Tengo una manía por idealizar personas, situaciones, ciudades, etc. Siempre digo que antes de morir me gustaría vivir en 3 ciudades principalmente: París, Londres y Nueva York. Las tres son ciudades carísimas, donde trabajas para pagar la renta, sobrepobladísimas, con un ritmo de vida rápido, bastante agitado y sí, yo quiero vivir ahí. Por ahora vivo en París, ya van casi tres años y mi llegada a esta ciudad fue tan accidentada como todo lo que se da en mi vida.
Sinceramente no pensé que el tiempo pasaría así de rápido y que mi vida daría este giro de 360 grados en un dos por tres. Me agarró desprevenida y cuando todo cambió quise aferrarme con una fuerza que me sobrepasó por completo y aún con ello, nada volvió a ser lo de antes. Pienso en el tiempo que llevo viviendo aquí y luego siento miedo de lo que podría ser de mi vida de mudarme a una de las otras dos ciudades. Porque los procesos han sido complejos, porque he tenido muchas pérdidas y a pesar de ello, también he ganado cosas que no esperé ganar, que ni siquiera estaba esperando.
Así que esta soy yo, me confieso totalmente responsable y sin embargo no me siento culpable de ninguno de mis errores ni de mis aciertos, estoy en un momento de mi vida en que por primera vez puedo ver las cosas y reconocerlas como tales sin sentir verguenza por ellas.
Soy mucho más consciente ahora de que todos estamos rotos de alguna forma, todos tenemos miedos que están constantemente acechándonos y todos hacemos frente a los mismos de formas muy diversas, todos tenemos distintos procesos, todos tenemos secretos, todos tenemos vacíos y carencias, todos tenemos asuntos pendientes, etc.
La diferencia es que no todos somos capaces de reconocer que poseemos todo esto. Creo que en un contexto donde nos obsesiona ser productivos en todo sentido de la palabra, suprimir o sobre todo negar nuestras emociones, sobre todo aquellas de tonos más grises y oscuros, es un elemento fundamental en nuestra estrategia por estar a la altura.
Paralelamente, nos bombardean con discursos sobre ser valiente y superar los problemas, sobre ser felices y amarnos a nosotros mismos. Como si fuera fácil, como si efectivamente pudiésemos leer un manual para ser nosotros mismos (jaja esto me hace pensar en que hace unos meses una blogger de mi país literal publicó un libro con este título) y seguir una serie de pasos que nos permitirán alcanzar todo lo que añoramos, resolver esas dudas existenciales que pisoteamos pero que están ahí dentro de nosotros esperando que nos lancemos a desenredarlas de a poco.
No hay una fórmula, la verdad es que personalmente me ha tocado repetir mis errores una y otra vez y confieso que aún con ello, a pesar de que cada vez que me caí aprendí algo nuevo, todavía puedo decir que de vez en cuando se me antoja tropezar con la misma piedra por el simple placer/morbo de hacerlo. Soy humana, pues. Sí, eso es lo que soy.
Soy una estudiante de maestría con una formación en sociología y me siento la "menos" socióloga de mi grupo de colegas (aunque estoy segura que muchos pueden sentir esto constantemente) porque también he internalizado esa serie de expectativas y no me siento conforme el 90% de mi tiempo.
Lo reconozco, tengo todavía dudas alredor de mi carrera, y no es pecado tenerlas. Además, me doy cuenta que jamás he estado realmente "soltera".  Voy de una relación a otra, algo que mi psicóloga llama dependencia emocional y que ya es muy común en todos los blogs de psicología y mindfulness. Sí, tengo carencias emocionales, tomé pastillas algún tiempo y solo redujeron mi capacidad de concentración y mi memoria, tuve depresión y ansiedad, relaciones tóxicas (infinitas), relaciones por simple costumbre también, me enamoré y me rompieron el corazón, me lo hicieron trizas, me mudé a otro país por estudios pero también por amor, me considero feminista y sin embargo también tuve miedo de hablar cuando me vi en un círculo de violencia del cual no supe cómo salir inmediatamente y en el que volví a entrar una y otra vez hasta que simplemente un día me cansé.
Ya, bastante caótico no? ¿Qué pasaría si pusiera todo esto en la descripción de mi perfil de tinder? ¿Me darías like? ¿Me propondrías ir por un trago?
Y sí, soy algo más que mis fotos coloridas y con aires latinoamericanos, que mis diplomas y mis logros académicos, que mis bromas en doble sentido y mi sarcasmo que hace reír, que mis viajes por el mundo y mis decisiones arriesgadas que muchos aplauden. Tengo más matices, tengo también un lado oscuro y todos esos grises también hacen lo que soy. Ni negro, ni blanco. Toda una escala de colores y grises. Pero es más fácil ser duro con uno mismo que reconocerse honestamente y abrazarse tal como uno es.
Por primera vez me siento cansada de conocer gente, de presentarme y decir lo que estoy haciendo aquí, de leer entre líneas las señales que otros me puedan enviar, de moverme en base a códigos de interacción y de medir lo que entrego en base a ello. ¿No les parece algo pesado?
Las relaciones pueden ser complicadas y no hablo solo del amor, hablo de todo tipo de relaciones y a veces solo te llega ese momento en que te importa/ necesitas trabajar la relación que menos cuidas y en la que menos solemos invertir: la relación con uno mismo.
Así que hoy he decidido estar conmigo y dejar que todo pase. No me siento triste y si lo estuviera no habría de qué preocuparse. Nos inquietamos cuando vemos que alguien manifiesta una emoción que no va con lo que se nos exige para encajar en este ideal de productividad. Pero lo cierto es que negarlas no significa que ellas no estén ahí, es cuestión de dejarlas estar, de dejarnos sentir.
¿Qué podría resultar mal de ello?
Cambio y fuera.