miércoles, 5 de agosto de 2015

¿Dónde estás?

Desordenó mi alma, mi mente, mi cuerpo. Imponente, puso sus manos sobre aquel costadito entre mi vientre y el inicio de mis muslos donde tú solías recostarte y mordió mis labios mientras mi boca buscaba desesperada un poco de ese sabor a ti.
Luces tenues, sábanas blancas, un cuarto de hotel, conversaciones vacías, sentir que traicionaba una promesa que ya no existe, el luto que me dejó el darme cuenta que todo había muerto, que nunca hubo un tú y yo.
Lo siento. Siento no tener más las energías para creer en ti. Me arrastró el orgullo, mi ego, el dolor. Quiero salvarnos, quiero pensar que existe algo que salvar pero cada vez te siento más lejos, cada vez siento cómo mi corazón se hace más pequeño y frío.
Camino desorientada, recorro cada lugar donde nos perdimos en aquel verano adolescente que insistía en tatuar en mi memoria. Camino desorientada y por momentos ansío que me rescates, sentir tus manos brindándome calma... Pero ya no estás.
¿Dónde estás? ¿Por qué me dejaste aquí? ¿Por qué?
Duele tanto... Duele demasiado. No puedo más.

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