miércoles, 16 de septiembre de 2015

Lógica

No dejaba de llover en París y la distancia entre mi boca y la tuya cada vez era menor. De pronto encontré placer en sumergirme en el azul de tus pupilas, en tomar tus brazos para estrechar aún más mi cintura y en que tatúes sobre mi piel, sobre mi cuello, el tiempo que se nos escapaba cuando yacíamos rendidos sobre la cama.
Tenía miedo y a veces te veía dormir para convencerme de que eras real, de que llegaste a mí en el momento perfecto para enseñarme que todo es temporal, que todo sana, que todo pasa. Reír contigo, reír a tu lado, simplemente reír. La inmensidad contenida en las palmas de tus manos que jugaban con mis costillas. El mundo entero deshaciéndose lentamente mientras me clavas un último beso en aquel rinconcito donde yacen acumuladas las cicatrices de mi pasado. Me cuidas, me tomas, me proteges, debatiendo mi negativa y mi "autosuficiencia ", mecanismo de defensa para ocultar toda vulnerabilidad, para no volver a morir en el intento. Este no es un intento, esto es tomar el riesgo por completo. Y me arriesgo, te arriesgas. Tan poca lógica en tanta racionalidad, tanta racionalidad en tan poca lógica. No importa. Que no importe. Te quiero hoy conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario