A veces me pierdo con la esperanza de luego encontrarme...y no me encuentro. Voy deslizando mi reflejo aturdido sobre el vapor del espejo, realizo trazos con las yemas de mi dedo sobre un pasado que a veces ni recuerdo, pero al cual de vez en cuando regreso.
Soy mi nostalgia, soy la primavera que nunca llega, soy sabor a mar en la punta de mi lengua, soy niebla y arena, vino y sangre.
Soy la vida que se me arrebató, el despojo absoluto de las memorias de mi infancia, soy las dudas irresueltas, las preguntas sin responder, soy un vaso de agua y lágrimas, soy la cama desordenada cuando despierto sin ti.
La caminante distraída que tatúa en su piel besos ligeros, nocturnos y repentinos. La muchacha de pies feos y sonrisa imperfecta, de la luna sobre su espalda, de ojos tan oscuros como su alma.
El cuerpo desnudo, el lienzo vacío, las acuarelas regadas sobre la cama, mis lágrimas que se vuelven lluvia, fuente de vida para la tierra. Un cigarro oculto entre mis piernas, lo tibio, lo íntimo, sabor a canela, sabor a mundo.
Me tocas ausente, tus manos se posan sobre mí y las siento frías. No puedo dejar de preguntarme si también tienes frío el corazón. Dónde te me fuiste, vida mía. Dónde estás que ya no te encuentro, que ya no te siento en mi taza de café. Dónde estás y por qué me dejaste sola. Comienzo a pensar que perderte es la única forma de volver a encontrarte...comienzo a pensar que el desafío de tenerte está en no confundir lo real con lo utópico, en darme cuenta que no me perteneces, que así como estás, ya no estás, que así como nace el amor, un día también muere.
viernes, 4 de diciembre de 2015
Sin título
jueves, 12 de noviembre de 2015
Es hora de dormir
Entonces no podías caer más bajo... Lo atravesaste todo, cada uno de los niveles del subsuelo. Te atragantaste con la tierra, con el polvo, despegaste tus raíces y te hundiste con ellas. Parecía que finalmente había terminado.
Cerraste los ojos. Los volviste a abrir. Cerraste los ojos y exhalaste el humo de tabaco que retuviste debajo de tu lengua mientras la gravedad depositaba su efecto sobre ti.
Es una pesadilla? Es esta una bendición? Sentiste que el cielo se derrumbaba y no tenías fuerzas para sostenerlo. La inmovilidad ... La incredulidad, la poca fe que tuviste, la batalla interminable con los fantasmas de todo aquello que antes te hirió.
Te encuentras y te pierdes. Una ciudad nueva cada día. La soledad, la desesperación, la ansiedad. Comienzas a disfrutar la lluvia, asomando la lengua para saborearla. Y ya no hay flores, las astromelias terminan de marchitarse, como tus sueños, como aquellas posibilidades que dejaste abiertas.
Estás aquí?
Estás aquí?
Parece que ya no y te apartas para observarte de lejos, para contemplar aquella miseria que comienzas a aceptar. No puedes hacer más, el destino lo hizo por ti. En este juego perdiste... Es hora de dormir.
jueves, 5 de noviembre de 2015
Soledad
¿Qué significa estar sola?
Esta es una pregunta que constantemente viene a mí, que entra sigilosamente y se inserta en los nudos mentales que aún no aprendí a desenredar, que me ataca en el silencio de la habitación vacía y las sábanas frías en donde mis piernas ya no encuentran alguien con quien jugar.
París es la soledad. Como una enfermedad que te invade repentinamente, la sensación de ser diminuta e invisible permanece como síntoma claro de que algo no anda bien. Reviso, indago, recuerdo, examino, reflexiono. ¿Cómo llegue hasta aquí? ¿Qué me trajo? ¿Fui yo misma, fue algo/alguien más?
No tengo más aire que respirar, de pronto siento cómo el pecho se me cierra pero no desespero...lo asumo, lo llevo, me acostumbro. Tortura, auto-tortura. Encontrarme conmigo misma parece una pesadilla a veces...si al final del camino terminas por darte cuenta que eres nadie, que estás vacía, que en algún momento te permitiste bloquearte así. Y aún vacía, las balas siguen llegando y las heridas yacen abiertas, desangrando de vez en cuando, como recordándome que aún queda vida... Mucha vida por recorrer, que es un desafío, que es hora de moverse... De decidir.
Y regreso a la misma pregunta...¿Qué me trajo aquí? Huir, sanar, olvidar. Me intoxiqué de tanta mentira y frivolidad, me intoxiqué porque no pude aprender a jugar de la misma manera, porque no pude dejar de lado el corazón, porque aquella utilitaria forma de amar no era compatible con mi naturaleza vulnerable, porque me entregué para ser desechada.
Me intoxiqué y ya no quise soñar... Llegué aquí sin expectativas, sin sueños; sólo quería descansar. Estaba decepcionada del daño que permití que me hicieran..m estaba decepcionada de mí misma, de haber olvidado todo lo aprendido, de haberme olvidado de mí.
Y ahora estoy sola. El desafío más grande de este viaje...volver a ver directamente a la cara a mis demonios ...dejarlos salir para enfrentarlos, para domarlos. Dicen que la soledad... Que experimentar la soledad puede ser lo más funesto que uno puede imaginar... Pienso que lo es en tanto logras verte y al hacerlo ya no tienes nadie más a quién engañar... Caen las máscaras, los atuendos falsos, las sonrisas impuestas, caen las buenas maneras, los modales, la performance del día a día. Detrás del telón ya no yace la obra, yacen los actores cansados, devastados, porque el ejercicio de actuar se convirtió en una labor de la cual de pronto no podía escapar. Se volvieron prisioneros de su propia mentira...y ahora encuentran, ahora que no hay público, en la intimidad, la esencia, el yo, aquello que siempre se escondió.
¿Quién soy yo? Soy mi soledad, aquella en la que me encontraré, en la que me aceptaré, en la que volveré a amarme, en la que aprenderé a confiar en mí... Aquella en la que me perdonaré.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Lógica
No dejaba de llover en París y la distancia entre mi boca y la tuya cada vez era menor. De pronto encontré placer en sumergirme en el azul de tus pupilas, en tomar tus brazos para estrechar aún más mi cintura y en que tatúes sobre mi piel, sobre mi cuello, el tiempo que se nos escapaba cuando yacíamos rendidos sobre la cama.
Tenía miedo y a veces te veía dormir para convencerme de que eras real, de que llegaste a mí en el momento perfecto para enseñarme que todo es temporal, que todo sana, que todo pasa. Reír contigo, reír a tu lado, simplemente reír. La inmensidad contenida en las palmas de tus manos que jugaban con mis costillas. El mundo entero deshaciéndose lentamente mientras me clavas un último beso en aquel rinconcito donde yacen acumuladas las cicatrices de mi pasado. Me cuidas, me tomas, me proteges, debatiendo mi negativa y mi "autosuficiencia ", mecanismo de defensa para ocultar toda vulnerabilidad, para no volver a morir en el intento. Este no es un intento, esto es tomar el riesgo por completo. Y me arriesgo, te arriesgas. Tan poca lógica en tanta racionalidad, tanta racionalidad en tan poca lógica. No importa. Que no importe. Te quiero hoy conmigo.
jueves, 10 de septiembre de 2015
Animal
Aquel punto final se prolongó y cada segundo se desvaneció para dejarse morir sobre mis piernas. Las cicatrices que me dejó aquella historia se resistían a camuflarse y de vez en cuando era posible sentir un poco de dolor presionando mi pecho, estrechando mi corazón. No podía comprenderlo, tus mentiras (¿tus verdades?) no dejaban de torturarme. Cuánto cinismo, cuánta frialdad. No supe jugar de la misma forma, estuve desarmada, sólo quise confiar. Madrugadas sonámbulas, aire y tabaco, respiro una ciudad desconocida para perderme con la esperanza de quizás encontrarte en algún rincón, en algún cuerpo, en alguna lengua extraña. Maldito seas. Maldito seas. Tanta mierda, tanto amor, tanta traición. ¿Qué diablos quisiste de mí en todo este tiempo? Me arrebataste todo. Me desnudaste y dejaste que el frío consumiera mi energía, que destruyera mis huesos. Me destruiste con tus propias manos, haciéndome creer que nada era lo que parecía, que la unica respuesta en este mundo era el amor.
Tú no sabes amar. Tú no tienes corazón. Tú no sabes lo que es el amor.
El amor no destruye, el amor no juega así, el amor no consume, el amor no promete para luego traicionar. Tú no eres amor. Eres mierda.
jueves, 20 de agosto de 2015
Sensaciones
lunes, 17 de agosto de 2015
Fotografía
miércoles, 5 de agosto de 2015
¿Dónde estás?
Desordenó mi alma, mi mente, mi cuerpo. Imponente, puso sus manos sobre aquel costadito entre mi vientre y el inicio de mis muslos donde tú solías recostarte y mordió mis labios mientras mi boca buscaba desesperada un poco de ese sabor a ti.
Luces tenues, sábanas blancas, un cuarto de hotel, conversaciones vacías, sentir que traicionaba una promesa que ya no existe, el luto que me dejó el darme cuenta que todo había muerto, que nunca hubo un tú y yo.
Lo siento. Siento no tener más las energías para creer en ti. Me arrastró el orgullo, mi ego, el dolor. Quiero salvarnos, quiero pensar que existe algo que salvar pero cada vez te siento más lejos, cada vez siento cómo mi corazón se hace más pequeño y frío.
Camino desorientada, recorro cada lugar donde nos perdimos en aquel verano adolescente que insistía en tatuar en mi memoria. Camino desorientada y por momentos ansío que me rescates, sentir tus manos brindándome calma... Pero ya no estás.
¿Dónde estás? ¿Por qué me dejaste aquí? ¿Por qué?
Duele tanto... Duele demasiado. No puedo más.
domingo, 2 de agosto de 2015
La respuesta
Me lo pregunté todo el tiempo... ¿cómo pudo hacerme tanto daño?
No quise ver que siempre tuve la respuesta: él nunca estuvo enamorado de mí.
martes, 28 de julio de 2015
jueves, 16 de julio de 2015
Adiós
Aun dolía, pero era distinto. Verte de esa forma terminó de destruirme pero también de abrirme los ojos. Tú no eras para mí, aunque me resistiera, aunque quisiera forzar todo, aunque por momentos te deseara con ganas desesperadas... Jamás serías para mí.
Esperaba una respuesta, pero ya sabía que no la tendría y al confirmarlo supe que no podía seguir huyendo de la realidad, todo estaba tan claro, era hora de decirte adiós en silencio, de dejarte ir y sanar a tu manera.
Esta vez no tenía ni las fuerzas ni la voluntad de ayudarte, no me gustaba la persona en la que me convertí por quererte...yo también necesitaba cambiar, necesitaba volver a creer, aprender a confiar.
Ya no tenía sentido pensar o tratar de explicarme en qué momento y por qué nos perdimos. Entendí que la única salida a todo esto era comprender que nunca existió un nosotros...
De pronto sentí que no tenía nada más que hacer aquí. Sentí la lejanía teniéndote a mi lado, aquella distancia que me hizo detestar aquel último beso. No te sentí...sabía que ambos nos habíamos perdido.
Te dejo... porque no tengo nada más que ofrecer, porque tampoco puedo prometer, porque no quiero que me prometas nada, porque tampoco podrías hacerlo, porque no puedo confiar. Y lo haré en silencio...te miraré de lejos y desearé que algún día puedas decir que lo lograste. Deseo, con todo el corazón, que aprendas a amar, que no te niegues a hacerlo, que no hieras a nadie más al tomar ese riesgo. Amar implica asumir riesgos, dejar de lado los temores, poner las manos al fuego y mostrarse desarmado. Tenias que aprender a amar y no seria yo quien te enseñaría a hacerlo. No podía ser yo, porque aunque no quisieras aceptarlo, nunca pude ganarme un lugar en tu corazón. Y ya no quería seguir luchando...te perdí sin tenerte...y esta vez no te quiero recuperar.
miércoles, 15 de julio de 2015
Desaparecer
Podía desaparecer en este mismo instante y nadie lo notaría. Quería hacerlo, pero tenía miedo. Sabía que esa era la única solución, que huir temporalmente no calmaría la eterna explosión de mierda en mi vida y estaba cansada de que me hirieran por todos lados sin poder defenderme. El amor ya no era la respuesta, esa fue mi excusa infinitas veces para perdonar, para olvidar, para pasar la página. No podía hacerlo esta vez, sólo quiero desaparecer, dormir para no despertar.
lunes, 13 de julio de 2015
Astromelia
Lasciva agonía
Las piedras que trajo el río, las recojo y las vuelvo a lanzar.
Salpica el dolor.
Las voces de aquellos fantasmas mentales vuelven a aparecer, susurran y gritan, hablan y reclaman, se burlan todas de mí, no puedo dormir.
Tengo frío, imagino tu piel y me vuelvo pequeña.
Siento cómo se van quebrando uno por uno mis huesos con cada palabra que no dices, con cada perdón vacío con el que te excusas.
La mentira, la oscuridad, necesito respirarte una vez más.
Te necesito, quiero que me tomes, quiero que me mires de cerca una última vez, quiero que grabes en tu mente mi mirada desesperada, quiero poder encerrarte en ella.
Quiero robarte un poco de lo que te llevaste de mí, sentir que estoy ganando mientras lo pierdo todo, quiero transgredir los protocolos e inventarte una historia nueva para enredarme en tus piernas, para aferrarme a tu pecho, para caminar nuevamente sobre tus lunares.
Quiero elevarme y volver a caer.
Quiero probar un poco de ese infierno, saborearlo para no olvidar lo que se siente arder por dentro. Pensamientos masoquistas, anorexia de amores saludables, dependencia emocional.
No tengo otro remedio más que beber un poco de tu esencia tóxica, quiero desvanecerme de esta forma, quiero sucumbir en tus brazos.
No puedo más, no puedo contenerme más.
No puedo. No quiero.
Te deseo.
Penetrante ansiedad que perfuma cada rincón de mi cuerpo deseoso de que lo toques, de que lo muerdas, de que lo mires con lascividad.
Hoy no soy yo, no lo seré jamás, me he perdido y no quiero regresar.
Quiero jugar sucio, quiero deshacerme de cada rastro de vulnerabilidad,
quiero jugar de la misma forma en que tú lo haces,
quiero que me contagies de tu frivolidad.
Tú, mi pecado; tú, mi tentación,
mentiroso amuleto que orienta mis pasos desviados, que hiere mis pies, que me enferma...
estoy enferma de ti, nauseabunda de los secretos que se van revelando, de aquellas mentiras que nunca descubriré.
Y sin embargo, sigo aquí, aprendí a disfrutar del caos el día en que te conocí.
domingo, 5 de julio de 2015
Divagando
Vuelo para observarte por completo, para fotografiar tu anatomía, para grabarte en mi mente, para guardarte en mis pupilas. Vuelo para regresar y posarme sobre tu ombligo, para dibujar nuevos caminos al unir tus lunares, para resbalarme sobre la curva de tus rodillas y nadar sin prisa en tu saliva.
Quiero que me necesites, que sepas quien soy, que me digas quien soy, que me lo digas en silencio, que me lo digas mientras hacemos el amor, que una vez más me tomes, que no me sueltes nunca, que me permitas sumergirme en cada una de las fantasías que aún no confiesas, que me desnudes por completo y sin pena, sin vergüenza, sin consideración.
Desnúdame, desnúdate, permíteme verte por completo, permítete verme por completo.
Muérdeme, devórame, desátame, tómame. Una vez más, permíteme volar, elevarme desde tu cuerpo, sé ese impulso que me haga llegar a universos desconocidos, descifrar enigmas insospechados, perderme en la metafísica de tu alma.
Tengo ganas de transgredirlo todo, de transgredirte.Tengo ganas de quebrar las leyes del espacio y el tiempo, de redefinir los términos del juego, de este juego en donde no logro comprender cuál es mi papel, que aún no sé jugar.
Enfermedad
Al borde
domingo, 28 de junio de 2015
Migajas
Paz inexistente, paz moribunda.
